Uno siempre cree poder delimitar arbitrariamente lo que seria su punto critico, uno piensa tener el poder de decir "Hasta acá llego!" y que realmente así sea. Y puede que muchas veces ayude pensar de esa manera, pero en la mayoría de los casos la balanza se inclina un poquitin mas para el lado que no queremos, y simplemente esperamos a ver que va a pasar. Inconscientemente sabiendo lo que va a pasar, porque seamos sinceros, aunque la mona se vista de seda...
Viendo las cosas desde una postura sumamente pesimista, podría decir que las personas no cambian de una vez y para siempre. No es cuestión del poder o voluntad que uno inscriba sobre ellos, es mas bien algo, si se quiere, instaurado. Sonará como un gran cliché, pero la esencia nunca se pierde, y del mismo modo, no es susceptible a modificaciones.
Hablando con una persona muy importante para mi, llego a la superficie lo siguiente, ¿A cuánto uno se puede acostumbrar? Ya sean actitudes, rasgos, o banalidades. El titulo de la entrada hace referencia a que muchos poquititos hacen un todo, un montón. Solamente uno mismo puede seleccionar cuales dejar pasar, en cuales poner énfasis y cuales aceptar. Es pertinente aclarar que dejar pasar, de ningún modo, es lo mismo que aceptar. Si bien este ultimo implica dejar pasar, uno no necesariamente ignora lo no acepta.
Quizás uno pueda tramitar el hecho de que "muchos poquitos formen un todo", desmenuzando las partes, para llegar a ese montón en acción. Pero cuando "un todo" es el problema en cuestión, ya no es algo muy discutible.
Lo cierto es que si la vida, y las relaciones humanas fuesen estrictamente de este modo, delimitando hasta cuanto dar y cuanto recibir, que soportar y cuando decir basta, y demás cuestiones, perderíamos esa capacidad única que tenemos los seres humanos. Una computadora puede determinar una formula la cual puede ser imposible de hacer en segundos para el cerebro humano, en cambio ningún artefacto puede leer gestos, intenciones, o predecir la acción que sabemos que alguien va a realizar. De la misma manera, por ejemplo, se sabe cuanta temperatura fría el organismo puede soportar, cuando calor, cuanto el ser humano puede soportar sin dormir, pero nunca se van a saber los limites personales y/o emocionales.
Quizás nos queda saber que la esperanza es la que nos hace soportar, la esperanza al cambio, a ese cambio que muchas veces sabemos que no ocurrirá, pero he aquí una tautología que ha llegado a mi mente.
Soportamos por la esperanza, la esperanza nunca se pierde... soportamos aunque sabremos que perderemos.
sábado, 22 de diciembre de 2012
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